El fenómeno de la microempresa es fascinante como expresión genuina de la capacidad de supervivencia y progreso de la gente ante la adversidad, representada por la falta de oportunidades de una economía formal que es deficiente y con escasa posibilidad de inclusión para todos. Es como esos arbustos que surgen de entre las piedras, donde nadie supone que tenga la posibilidades de alimentarse, pero esa semilla persistente encuentra la manera de sobrevivir y hasta florecer y dar frutos. La economía informal, que no por azar viene a ser una definición por exclusión, puede representar una esperanza o una amenaza, dependiendo de la forma como se le mire. Es frecuente que los gobiernos la vean de manera negativa, como una prueba de fracaso que hay que ocultar. Sería como la óptica del vaso medio vacío.